Reducir las emisiones a cero al año 2050 para las empresas grandes y universidades y para 2030 en el caso de las empresas B, es el nuevo desafío de la iniciativa que lanzó la COP. No exenta de retos, expertos y ejecutivos sostienen que es posible lograrlo con el compromiso de todos los agentes tanto estatales como no estatales.
La carrera hacia cero. Ese es el nombre de la nueva campaña global lanzada en junio de este año (Race to Zero) y que precede a la COP26. Esta apunta a reunir el liderazgo y el apoyo de empresas, ciudades, regiones e inversionistas para una recuperación resiliente y sin emisiones de carbono.
La iniciativa es liderada por los High Level Climate Champion, Nigel Topping y Gonzalo Muñoz, con el fin de lograr cero emisiones netas a más tardar el año 2050 e impulsar el cambio hacia una economía descarbonizada hacia la COP26, donde se espera que los gobiernos fortalezcan sus contribuciones al Acuerdo de París (NDC).
En concreto, la campaña, que partió cuando el Presidente Piñera la lanzó en la Cumbre de Ambición Climática de la Secretaría General de las Naciones Unidas en 2019, busca movilizar a los actores no estatales para que se unan a la alianza climática. ‘La propuesta de Chile fue que hiciéramos algo tan simple como crear una alianza que convoque a todos los actores, ya sea estatales y no estatales, para que apunten a la carbononeutralidad y bajar 1,5° como máximo en 2050’, dice Gonzalo Muñoz, Champion de la COP25, y agrega que fue así como empezaron a desarrollar esta campaña que en la última cumbre anual empezó a sumar más adeptos, teniendo que actualizar el mes recién pasado los números respecto a los actores no estatales que se han integrado al pacto.
La suma de estos compromisos representa, según Gonzalo Muñoz, el 53% del Producto Interno Bruto global y a un tercio de la población: 2,6 billones de personas. Asimismo, añade que dado el escenario actual, el éxito de lograr la meta se jugará también en los paquetes de reactivación que las empresas decidan desarrollar en los próximos años. ‘Esperamos que muchos países aceleren la salida de combustibles fósiles, la salida de motores de combustión interna, recuperen espacios naturales, entre otros. Hay muchísimos ámbitos donde los paquetes de recuperación en su regeneración inmediata y urgente de empleo pueden, al mismo tiempo, poner los acentos de que lo van a hacer con las tecnologías que van a acompañar esta trayectoria de Race to Zero’, dice Muñoz.
El reto empresarial
A la fecha más de 499 ciudades se han incorporado a este desafío, junto con 21 regiones, 955 empresas, 700 empresas B (cuyo compromiso se fijó al 2030), 38 inversionistas y 505 universidades de todo el mundo. Chile no se queda atrás y hasta ahora ya son 139 empresas y siete universidades que se han sumado. Una cifra que para Andrés Landerretche, coordinador de la Presidencia de la COP25, es una muy buena noticia y un gran desafío: ‘Es un buen camino. Ahora esto se da dentro de un contexto de pandemia, donde los países se están empobreciendo y donde todavía no dimensionamos el impacto económico definitivo, pero lo que sí está claro es que va a llegar un momento en que los países van a tener que iniciar un nuevo proceso de recuperación y esperamos que este sea verde’.
Una de las empresas B que se incorporó al desafío es la plataforma de carsharing Awto. Para Francisco Loehnert, gerente general, lo que los motiva, pese a que ya compensan la huella de sus vehículos hace un tiempo, son los cambios que producirá esto: ‘Pospandemia las empresas van a tener que evolucionar, generar cambios en la forma actual como trabajan. El pilar estratégico rentable no solo es desde lo económico, sino también desde lo sustentable’.
Con más de 30 años de experiencia en el rubro de la construcción, LD Constructora es otra Empresa B que se une a la misión de ser carbononeutral a 2030. Para Miguel Luis Lagos, socio y director ejecutivo de la compañía, señala que si bien este es un sector complicado, se puede lograr. ‘Somos parte de un rubro y una industria que por sí conlleva a problemas con el medio ambiente, ya que una construcción por muy verde que sea y ecológica, supone una alteración importante. Por lo que sumarse al desafío muestra que si una constructora puede, todos podemos’, recalca.
Otras empresas B que son parte del compromiso son Pacific Nut y Frutícola Olmué, ambas filiales de Empresas Sutil, ligadas al presidente de la CPC, Juan Sutil. En 2019 crearon un departamento especializado en este tema, para definir un marco de trabajo guiado por el camino que las empresas B ya habían realizado anteriormente. Para Jaime Roessler, gerente general de Frutícola Olmué, este desafío es necesario, especialmente en su área. ‘Tenemos un consumo de energía altísimo y si no manejamos esto conscientemente podemos generar un daño grande en el medio ambiente’.
Nicolás Sutil, gerente Sostenibilidad y Comunicaciones de Empresas Sutil, agrega que este momento es clave: ‘Definimos el momento actual como una crisis, tal como la pandemia, también vivimos una crisis medioambiental. Tenemos que solucionarla y somos optimistas de que si empresas como nosotros inspiran a otras, en conjunto todos vamos a salir adelante’.
Aguas Andinas es una de las grandes compañías que adhiere a esta iniciativa. Tienen una hoja de ruta a 2022, donde uno de los compromisos es limitar sus emisiones. ‘Ya hemos realizado inversiones en torno a la economía circular, apostando fuerte por las Energías Renovables no Convencionales (ERNC), foco que ya representa una parte relevante dentro del consumo total de la compañía’, señala el director de Estrategia Jonás De Miguel.
Universidades comprometidas
Siete universidades ya han firmado el acuerdo. Una es la U. de Magallanes que se comprometió para el año 2040. Claudia Mac-Lean, investigadora del Centro de Investigación GAIA Antártica de esa casa de estudios superiores, indica que están en el proceso incial de diseño y desarrollo, definiendo los alcances, los protocolos y estudiando los planes de carbononeutralidad de otras universidades extranjeras.’El valor que las universidades se sumen a Race to Zero y ser carbononeutral es simplemente incalculable, fundamentalmente porque las instituciones de educación superior muchas veces sirven de referentes y porque parte de los actuales y futuros líderes de la sociedad pasan por universidades, (…) donde podemos transmitirles la responsabilidad social y medio ambiental’.
Maryon Urbina, directora de la Dirección de Sostenibilidad de la UC, dice que la universidad también se unió y definiendo su meta para 2038, justo cuando cumplen 150 años desde su creación. Hoy, señala Urbina, están en proceso de elaboración de una estrategia de carbononeutralidad por sectores temáticos con distintos miembros de la comunidad. Para la ejecutiva, la pandemia nos ha puesto en un escenario crítico, pero esto es solo una muestra de una crisis aún mayor por el cambio climático. ‘No hay más tiempo hacia adelante y cada día que pasa sin tomar acción agrava la emergencia y hace más difícil revertir las consecuencias que traerá, por eso es que hoy es el mejor momento para replantearnos en todos los niveles cómo contribuir a la solución’, dice.
Para Gonzalo Muñoz el que se incluyan universidades es clave y añade que también la idea es que se sumen colegios y otras organizaciones no estatales. ‘Uno de los objetivos que buscamos es ser una plataforma cada vez más inclusiva. Nos propusimos darle acceso a esta acción urgente e invitar a empresas de todos los tamaños e industrias, para que no solo sean los grandes países los que dominan esta agenda, sino que dé espacio para que cualquiera puede sumarse. Eso agrega una riqueza fundamental, porque permite lograr algo, que es llegar a millones de personas, donde todas entiendan que son participes’, destaca.
FUENTE: El Mercurio
FECHA: 9 de julio 2020